historia
El Hotel Palacio Matutano Dauden se encuentra en la Iglesuela del Cid, una localidad con gran encanto situada en el Maestrazgo de Teruel y dividida por dos ríos.
una villa del siglo XIII
Historia de la Iglesuela del Cid
El origen de la Iglesuela del Cid se remonta a su consideración como villa durante el medievo, si bien iberos y romanos se asentaron en la zona con anterioridad. Tras la reconquista del actual Maestrazgo a los musulmanes la custodia de la villa fue encomendada a la orden del Temple en el siglo XIII y un siglo más tarde a la orden del Hospital.
Algunos topónimos del municipio, una leyenda, e incluso su propio nombre, recuerdan el paso del Cid Campeador por el municipio. La primera referencia a la localidad se encuentra en un documento de donación de 1204 de Pedro II de Aragón a Gascón de Castellot. En 1212 aparecerá ya citada dentro de los límites de la Bailía de Cantavieja, y se le otorgará la Carta de población en 1242 por parte de la Orden del Temple.
En 1317, al ser disuelta la orden del Temple, esta y las demás poblaciones pasaron a depender de la orden hospitalaria de San Juan.
El desarrollo de la población se produce durante el Renacimiento, gracias al comercio de la lana, esplendor reflejado en bellas muestras arquitectónicas que se construyeron hasta principios del siglo XIX. Así entre la Plaza Mayor y la calle Ondevilla encontramos el Palacio de los Matutano- Daudén del siglo XVIII. Frente a este edificio se presenta otro de la familia Daudén, de menores dimensiones, y los Palacios de Guijarro y los Aliaga situados en la calle San Pablo. En torno a la calle Mayor se levantó uno de los palacios barrocos más significativos de este conjunto histórico, como es el Palacio Agramunt.
Durante las Guerras Carlistas del siglo XIX, La Iglesuela del Cid también se ve afectada por los enfrentamientos entre liberales y carlistas. Un momento importante para la Villa es la visita del pretendiente Don Carlos V al Maestrazgo, que se alojó en la Casa Blinque durante ocho días a principios de agosto de 1837. Allí, además de reponer fuerzas, dictó numerosas medidas de gobierno.
un apellido con historia
Historia de la Familia Matutano
Existe constancia que el origen del Apellido Matutano en esta Localidad Turolense, se inicia con D. Pablo Matutano en 1.508. Los oficios de los primeros pobladores con este apellido fue el de “pelaires” (comercio y exportación de la Lana en España, Francia e Italia), con el que comenzó a forjarse su riqueza que alcanzó su máximo esplendor entre los siglos XVI a XVIII.
Fue el Rey Carlos III, quien concede la pragmática de la Hidalguía en el año 1.760, a Francisco Matutano Thena, adquiriendo el escudo de armas, en los dos cuarteles superiores (torre y brazo en alto empuñando espada) corresponden al apellido Matutano, y los cuartes inferiores hacen referencia al apellido Thena. Los Matutano, en sus orígenes poseen la Casa solariega denominada “Del Blinque” (En la época templaria residencia del Tesorero) en al año 1.650, siendo este edificio el Originario de la Familia y por lo tanto la heredad que percibía el primer hijo varón, hasta la constitución de 1.812.
Esta Familia acumuló riquezas, además de la originaria anterior, tanto en bienes urbanos, como rústicos, destacando las Casas Solariegas en La Iglesuela del Cid que hoy y a través de cruce matrimoniales han cambiado su denominación.
Casa Agramunt, hoy propiedad de Manuel Agramunt Ros de Ursinos, cuya propiedad heredo de su abuela Asunción Matutano.
Casa denominada de las Notarías o Casa de los Aladreros: Pertenecía a la Heredad de Isabel Matutano, que la regaló a un sobrino Rafael Angulo.
Casa Aliaga, una edificación señorial típica del siglo XVI, conservada íntegramente como en sus orígenes, perteneció a Alfonso Matutano Gil, cuyos descendientes vendieron al Ayuntamiento de la Iglesuela.
Palacio Matutano Daudén, heredada en 1.890 por Manuel Matutano Daudén que sin descendencia murió en el año 1.971, dejando la misma a sus sobrinos Brotons, que vendieron al Gobierno de Aragón.